He estado trabajando con Felipe desde hace algunos años, y si hay algo que he aprendido, es que en Veragua no existe un camino lineal hacia la creación—especialmente cuando se trata de Felipe, nuestro diseñador. Él es la fuerza que impulsa todo, pero su proceso no es precisamente “tradicional”. Es impredecible y, siendo sinceros, un poco caótico. Pero, de alguna manera, funciona. Y es una de las razones por las que Veragua se siente tan auténtico, tan crudo y tan real.
De un trabajo de mierda a la familia Veragua
Conocí a Felipe de la forma más random posible. Soy músico, y una amiga mía—que también es artista—había hecho un trato con él. Yo la acompañé cuando fue a recoger sus joyas, pensando que sería una visita rápida. Pero terminé conversando con Felipe, conociendo su trabajo y, sinceramente, quedé impresionado con lo que estaba haciendo. Un tiempo después, vi que publicó que necesitaba ayuda, y pensé: ¿por qué no? Yo estaba atrapado en un trabajo remoto sin futuro, con demasiado tiempo libre. Le escribí, nos reunimos, y sin darme cuenta, ya era el nuevo miembro del equipo Veragua, el número 3 (jajaja).
Hemos recorrido un largo camino desde entonces, pero la vibra esencial no ha cambiado: cada uno de nosotros hace un poco de todo, y mantenemos esto andando juntos.
El proceso creativo de Felipe (¿o la falta de uno?)
Si ves a Felipe desde afuera, parece que está en mil cosas a la vez. Y, en parte, lo está. Está haciendo malabares con todo—diseño, producción, temas del negocio y todo lo que hay entre medio. Un día estamos en la tienda relajados, y al otro está en una reunión con Jessica Goicoechea en Barcelona, con Residente en Nueva York, o encerrado en el taller durante días trabajando en algo nuevo. Somos un equipo pequeño, así que todos hacemos un poco de todo, pero Felipe lleva el peso más grande. Es como si tuviera un millón de pestañas abiertas en la cabeza todo el tiempo.
Lo curioso es que su proceso creativo parece una montaña rusa. Hay días en los que está frustrado, diciendo que no se le ocurre nada, que no encuentra inspiración. Y eso puede durar semanas, como si hubiera chocado contra una pared. Pero me he dado cuenta de que es exactamente lo que Rick Rubin describe en The Art of Creation: “Las mejores ideas suelen venir del malestar. Sentirse perdido o inseguro es parte del proceso. Es el universo preparándote para cuando llegue el momento de claridad.”
Y de pronto, sin aviso, Felipe entra en ese estado de flujo del que habla Rubin. Es como si se activara un interruptor y de la nada aparece con toda una nueva colección ya armada en su cabeza. No sigue reglas ajenas, y por eso su trabajo se siente auténtico. Es crudo, es único y no es algo que se pueda replicar—ni siquiera su maestro Jordi, con décadas de experiencia, logra imitarlo del todo. Y eso es justamente lo que lo hace especial.
Ya aprendí a no preocuparme cuando entra en esos bajonazos. Es solo la calma antes de la tormenta.
Las imperfecciones que lo hacen real
Felipe aprendió el oficio de su maestro Jordi, quien lleva más de 40 años en el mundo de la joyería. Es un vacilón ver la cara de Jordi cuando observa el trabajo de Felipe—siempre le señala los errores, las partes toscas, las imperfecciones. Pero esa es justamente la idea. Las piezas de Veragua no están hechas para ser pulidas ni perfectas. Están inspiradas en la naturaleza, en la erosión, en las texturas irregulares que uno encuentra en lo salvaje.
El hecho de que incluso Jordi, con toda su experiencia, no pueda replicar el trabajo de Felipe, solo demuestra lo únicas que son sus piezas. Su trabajo no se trata de seguir reglas, sino de romperlas y crear algo crudo, honesto y real.
La belleza del caos creativo
Veragua se siente como una extensión de la mente de Felipe—sin filtros, un poco desordenada, pero completamente impulsada por una visión. La joyería, la identidad visual, la tienda misma—todo es un reflejo de su proceso creativo. No es pulcro, y definitivamente no es predecible, pero es auténtico. Y eso es lo que lo hace especial. Ha sido la marca más inspiradora con la que he trabajado como creativo. Es cruda, es desordenada, pero tiene mucho corazón.
No lo querría de otra manera. Brindo por el caos, el esfuerzo y cualquier idea loca que venga después. Feliz de estar acá, MFKR.